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sábado, mayo 9

¿Me agregás como amiga?

La arquitecta Candela estaba a punto de apagar la computadora de su oficina cuando recibió un mensaje en Facebook que decía así: «Hola, me llamo Candela y tengo diez años. Te escribo desde el pasado. Primero que nada, me alegra saber que en el futuro voy a ser flaca y linda. Tus fotos del muro me encantan. ¿Me agregás como amiga?».
A Candela no le causó gracia el mensaje. Salió de la oficina enojadísima y preguntó a sus empleados quién estaba haciendo ese chiste espantoso. Todos la miraron sin entender. Volvió a entrar, se sentó en la computadora y espió el perfil de la otra Candela. Había cinco fotos de su propia infancia, y entonces se asustó.
Esas fotos ya no existían, porque ella misma las había roto hacía mucho. En todas las imágenes estaba gorda, y tenía esos anteojos horribles, y el pelo de una escoba, y los dientes torcidos. ¡Ah, cómo odiaba esas fotos! Sobre todo una, en la que tenía una papada gigantesca... ¿Quién le estaba haciendo aquella broma de mal gusto?
Respondió el mensaje con rabia: «Seas quien seas, no tiene ninguna gracia. Sacá ya mismo esas fotos mías de internet. ¡Imbécil!».
La otra Candela respondió enseguida: «No te enojes... Solamente quiero ser tu amiga y que me cuentes cuándo empezaste a ser linda. ¿Ese chico que aparece con vos es tu novio? Está buenísimo».
Candela , la arquitecta, sonrió.
«¿Sos vos, Esteban? Cortála. ¿Dónde conseguiste esas fotos de cuando era chica?», escribió la arquitecta.
La nena tardó en responder. «No. Soy Cande, ya te dije. ¿Quién es Esteban? ¿Tu novio?».
La arquitecta estalló: «¡Lo que estás haciendo es un delito contra la privacidad! Si no me decís quién sos, llamo a la policía ahora mismo».
La nena dijo: «¿Otra vez? Me llamo Candela, tengo diez años, mis papás se llaman Laura y Eduardo y vivo en la quinta, pasando las vías.»
La arquitecta escribió con bronca: «¡Todo eso lo podés averiguar en cualquier parte, idiota!».
La nena respondió: «Tengo un perro que se llama Caniche. Ayer papá me llevó al garage, a solas, y me dijo que Caniche se va a tener que morir esta semana, de viejo. ¿Te suena eso?».
La arquitecta Candela se quedó muda en su oficina, con los ojos en el monitor.
La nena siguió: «Caniche es mi único amigo, porque en la escuela nadie me habla. Y si alguien me habla es para burlarse de mí. En cambio Caniche, cuando llego a la tarde, me salta encima y mueve la cola. Lo conozco desde que nací, pero ahora ya no tiene fuerza ni me puede mirar porque se quedó ciego. Estuve llorando toda la tarde, pero ahora veo que tenés 671 amigos en Facebook, y que sos linda, y estoy mejor...», escribió la nena en el chat.
El mensaje quedó titilando un rato largo en el monitor. La arquitecta Candela no respondió rápido porque lloraba y lloraba y no podía parar. Hacía años que no lloraba por nada.
«Gracias por el piropo», dijo cuando se secó las lágrimas, «pero en realidad no soy tan linda, solamente subo fotos donde estoy maquillada. Y de todos esos amigos nada más que tres son de verdad. Al resto casi ni los conozco. Pero decime, ¿quién sos?».
«No te voy a decir más quién soy, ya te lo dije tres veces y me tenés podrida con eso. ¿Te puedo hacer una pregunta?», escribió la nena.
La arquitecta le respondió que sí, que podía hacer una pregunta.
«¿Cuándo empezaste a adelgazar, cuándo dejaste de usar anteojos, cuándo se te corrigieron los dientes?», escribió muy rápido, con un montón de faltas de ortografía.
«Más o menos a los doce dejé de comer porquerías, porque me empezaron a gustar los chicos y ninguno quería bailar conmigo. A los trece pegué un buen estirón. Dejé de usar anteojos a los catorce, cuando me pusieron lentes de contacto, y los dientes no fueron mérito mío, sino del odontólogo.»
La nena dijo: «¿Y cuándo me van a salir las tetas?».
La arquitecta se rió muy fuerte y escribió: «En dos o tres años, no te preocupes por eso». La nena le devolvió un emoticón feliz, y la arquitecta se rió fuerte.
«Hay algo que no puedo entender», dijo la pequeña Candela. «Estuve viendo un montón de fotos tuyas en tu casa... Ya sé que vivís sola, que comés cosas raras y le sacás fotos al plato, que vas a fiestas, que sos arquitecta y que viajás por muchos lugares... Pero nunca vi una foto tuya con tu perro de ahora. ¿Por que no tenés fotos con tu perro? ¿Es feo?».
Candela, la arquitecta, respondió: «Es que no tengo perro».
La nena dijo: «¡Eso es imposible! Yo sé que siempre voy a tener perro. Lo sé desde que nací... No puedo vivir sin perro».
La arquitecta se quedó perpleja. Era verdad: de chica ella le juraba a todo el mundo que siempre tendría un perro. ¿Por qué se había olvidado de algo tan importante?
El chat la sacó de esos pensamientos: «Me tengo que ir, papá me llama a cenar», dijo la nena. La arquitecta solo atinó a escribir: «Chau». Y se quedó sola en la oficina, sin saber muy bien lo que había pasado.
A las seis en punto de la tarde salió del trabajo y, en lugar de ir directo a su casa como siempre, pasó por la veterinaria del barrio y se quedó en la vidriera mirando cachorritos.
Había cuatro: un cocker, uno blanco precioso del que no conocía la raza, un salchicha con cara muy divertida y el más chiquito de todos, que la miraba por la ventana. Entró y se quedó con el último, que ni siquiera era el más caro. Volvió a su casa con el perrito en los brazos, le dio leche y le puso de nombre Caniche II.
Después se sentó en la compu, abrió su perfil de Facebook y aceptó la invitación de amistad de Candela. Y también la buscó por el chat: «Cande, ¿estás?». Del otro lado nadie le respondió. «¿Estás, Candela? Ya llegué a casa, y quiero contarte algo».
Del otro lado, silencio.
La arquitecta fue a la galería de imágenes de la nena y se quedó mirando la segunda foto, en la que ella tenía diez años y el pelo desprolijo y los dientes torcidos. La miró un rato largo: era la foto que más había odiado en toda su vida. Entonces buscó el botón azul y lo apretó lo más fuerte que pudo:
«Me gusta».
Se quedó un rato embobada, sonriendo.
Después cerró la computadora y se fue a jugar con su perro.
Hernán Casciari

11 comentarios:

Anónimo dijo...

hay veces que la vida suele ser dificil y las personas se dedican hacer que te sientas mal pero la vida sigue y no debemos permitir que nada ni nadie nos cambie nuestra forma de ser si queremos cambiar va ser porque nosotros queramos debemos valorar cada cosa que la vida nos brinda y jamas dejar en el olvido y el pasado lo que realmente somos

Unknown dijo...

En la vida hay cosas que no se pueden olvidar, y lo que hacemos es ocultarlas cosa que a veces se vuelve tormentoso para nosotros, y cuando nos topamos con ese recuerdo después de varios años, nos ponemos a recordar tantas cosas de las cuales nos ayudaron a ser mejores personas cosas que cambian para bien. Por eso es bueno saber apreciar cada paso que das en tu vida.

Unknown dijo...

Muy profundo, yo pienso que debemos aceptar lo que somos y lo que queremos ser y que si vamos a tomar la decisión de cambiar que sea porque nosotros queremos y no dejar influenciar a las demás personas en nuestras decisiones porque solo nos llevaran a equivocaciones. Dios es el único que puede influenciar en nuestra forma de ser y en nuestra forma de pensar porque solo él sabe que es lo correcto.

ALINA ROMERO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ALINA ROMERO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ALINA ROMERO dijo...

Con el paso del tiempo uno va olvidando quien realmente es y se va convirtiendo en una persona que no es verdaderamente ella por eso pienso que no debemos olvidar cuales son las cosas que nos hacen mejores personas y así ser personas exitosas en un futuro.

Unknown dijo...

Nosotros debemos que aceptarnos como somos....
En la vida hay cosas muy duras que debemos que superar solo debemos que esperar que Dios nos ayude que nos de la sabiduria suficiente con para lidiar con las personas que nos hacen daño y recordar de donde venimos y no quiere decir que estemos creciendo vamos a cambiar completamente .

Unknown dijo...

Todos debemos aceptarnos como somos, no debemos cambiar nuestra apariencia por otras personas, todos tenemos defectos pero debemos aceptarlos. Tal vez uno cambia fisicamente conforme pasan los años, pero uno sigue siendo el mismo por dentro. No debemos olvidar quien somos ni dejar de ser nosotros mismos por alguna persona o por algo que no nos guste, hay que aceptarnos como somos.

Unknown dijo...

Sin importar cual sea nuestro pasado debemos aceptarnos como somos, y aceptar como fuimos. Muchas veces los comentarios de otras personas nos hacen pensar en que necesitamos un cambio cuando en realidad nosotros debemos ser los que debemos estar seguros y amarnos. Pueda ser que siempre olvidemos algunos recuerdos, promesas, étc...que hicimos anteriormente pero siempre habrá algo que nos lo recuerde y nos hagan vivir nuevamente esta experiencia aunque no sea de igual manera.

Unknown dijo...

Es una historia muy bella que nos hace recordad nuestra infancia, las promesas que hacemos y lo que nos dicen las personas solo nos hace sentirnos mal con nosotros mismos y tenemos que aceptarnos tal y como somos sin importar lo que dicen los demás y siempre mantenernos firmes a nuestras opiniones.

Unknown dijo...

Si bien es importante conocer la opinión de ciertas personas porque todos podemos enriquecernos mutuamente, que te preocupe demasiado lo que piensan los demás puede ser contraproducente para tu vida diaria.Así que vive tu día a día sin importar la opinión de las demás personas.

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